Caballo

Galopa entre el aire y entre el viento del norte. Camina entre las veredas y los viejos bosques. No cese tu paso exhibiendo tu elegancia, por los altos y los cerros.  Mira a tu alrededor diciendo que eres el símbolo de la lealtad y el trabajo bien hecho.

No te dejes domar jamás por nadie. No dejes ser llevado con riendas, camina entre las yeguas en primavera y defiende tu manada. Deja las crines jugar con el aire, revuélcate en el frescor de la hierba, agita tu cola, feliz en tus cabriolas, en tus requiebros y saltos.

Galopa mas allá de donde fueron los caballos alados, mata el pasado, vive el presente bajo el sol de cada día. Vuelve a jugar con los potros saltando. Camina altanero, trota romántico, se eterno.

Galopa caballo.

Caballo eterno.

Plateadas crines

Agitas al viento.

Corre eterno.

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Amanece

Padre. Quisiera volver a sonreír.

En todo mi mundo, tu vida me guía, tu voz, tu persona, la imagen y la luz siempre que pienso en ti. Pese haber levantado muros y murallas, intentar olvidar la perdida. Pese a todo esfuerzo, nada me separa de ese sentimiento de tristeza y rabia, de no perdonar al destino, a las estrellas o quien corresponda nuestra temprana separación.

Aunque levante más murallas, aunque aumenten mis esfuerzos, nada me separa de ti. El futuro se torna incierto y mucho mas al tener consciencia de que jamás estarás a mi lado. Te llevo en el corazón y cuando miro hacia e lugar que habitas en él, me duele. Tú no tienes un rincón en mi, tienes más de mi, de mi mente y de mi corazón, mas de mi persona y más de mi mundo que ni yo mismo se cuantificar.

Estas lejos, en un lugar donde no llego a cogerte de las manos, de verte, pero por lejos que estés hay momentos en que no hallo separación entre ambos.

Yo siempre contigo. Tú siempre conmigo.

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Si volvieses

Tal vez en todos estos años no hemos tenido una conversación fluida. Por tu trabajo, por el mío, por nuestras obligaciones y compromisos que nos llevan siempre por  derroteros diferentes. Ese alejamiento que es mas físico que mental, hace que nuestras ausencias uno del otro hayan mermado la relación.

Comprendo y entono el mea culpa. Es curioso que cada vez que la distancia ha marcado su mayor longitud nos ha devuelto inmediatamente el uno junto al otro. Es esta primera vez que ambos no hemos vuelto en ese extraño efecto boomerang.

Sera el presente que nos ha empujado demasiado lejos. Es que nuestros barcos fueron a puertos diferentes. Quizás sea que esperamos en aeropuertos diferentes.

Sea como sea, gracias por pasar, gracias por existir en mi vida, gracias por ese adiós insignificante, gratificante, indoloro.

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Vuelve.

Viajo hasta la niñez de tus besos y abrazos. En el parque donde nos sentamos y charlamos, con tus caricias y afecto. El sol mecía mi pelo de niño. Eras fiel guardián de mis juegos, mis logros y procesos.

Tenía consciencia de tu henchimiento al verme evolucionar, crecer, imitarte y seguir tus pasos. Hoy de nada estoy henchido, mas si cabe, estoy devastado. ¿Por qué mi ascenso hacia el mundo de los adultos llevaba impresa tu temprana muerte?

Viajo hasta la niñez de mis recuerdos, donde viven tus besos y abrazos muertos. El parque y el banco donde nos sentábamos ya no existe. El sol acaricia mi calvicie. ¿Quién es el guardián de mis logros, hoy sin procesos?

Tengo consciencia henchida al verme adulto, al haber seguido tus pasos. Vivo ilusionado por mi pasado y mis recuerdos. ¿Por qué mi mundo de los adultos es tan agreste, solitario y austero?

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Aprender

Quiero aprender a perdonar.

Quiero perdonar  tu olvido.

Quiero olvidar lo aprendido.

He aprendido a perdonar el olvido.

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Recuerdos.

Mi reino es la palabra, mi grandeza es vivir entre las letras y los grandes genios que con ellas conversan, mimetizan, dan vida y hacen enriquecerse el vasto reino de la literatura.

Quizás en mis años vividos, los cuales no son demasiados, haya conocido a gente escribiente, a buenos contadores de historias, charlatanes y hacedores de textos. Escritores grandes, los cuales se han consagrado en la magnificencia literaria son pocos. Muchos falsamente llamados “escritores” que nuestro pensamiento nos inunda con sus nombres y obras,  no serán  recordados en menos de un siglo.

¿Alguien recuerda el nombre de algún coetáneo de los  grandes  presocráticos? ¿Alguien? Nadie. Tu que me lees tan poco serás recordado, ni el momento en el que mis dedos recorren rápidos y duchos este teclado.

¿Para qué escribo? Solo para decir dos simples cosas: Estoy vivo y te quiero.

No escribo para que me lean, no escribo para que me quieran, escribo porque lo necesita mi inteligencia emocional.

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Desvarios y anhelos.

Sobre el camino de mis pasos, de mis huellas de cada día y sobre mi persona, camino como el todo eterno de un recuerdo vivido, de una experiencia nacida y adormecida, de un prematuro recuerdo, que fue alumbrado por el rayo primero del alba.

Camino en esta nube de blogs, anónimo  pasajero, elevándome hacia la altiva mirada del hombre que a si mismo se creo, que a si mismo se lee, se escribe en los viejos renglones de una pesada vida, llena de silencios.

Quizás mi vida en este momento sea el único hallazgo inconcluso  de las muchas vidas reencarnadas y sus vivencias que apenas he disfrutado pleno. Son estas vivencias las que aquí plasmo y aquí dejo, todas ellas sin haber terminado de vivirlas, inacabadas.

Letras empujadas de mi garganta el oxigeno etéreo que me envuelve, me habita y me subyuga para seguir viviendo, grito cada minuto de forma sorda para los demás, sin alcanzar a comprenderlo.

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